La comunicación entre los dos Monasterios se realiza a través de un sendero de corto recorrido, con pendiente acusada en algunos tramos y firme pedregoso. Se encuentra acondicionado con barandillas y peldaños para facilitar su tránsito.
Desde la Pradera de San Indalecio, el recorrido se adentra en una masa de pinar de pino silvestre poco denso. En su tramo final atraviesa un frondoso bosque mixto, donde destacan hayas, quejigos y algún pie de abeto en las cercanías del Monasterio Viejo.
Itinerario sin gran dificultad y bien señalizado. Aún así, recuerda planificar la actividad previamente, equipar tu mochila y actuar con prudencia.