Partimos del casco urbano de Riglos, junto al lavadero, tomamos la calle, indicada con un poste, que en fuerte pendiente asciende hasta una plazoleta. En este tramo encontramos el único punto de abastecimiento de agua de todo el recorrido. Proseguimos por la calle de la derecha y ya en las afueras del pueblo seguiremos las marcas del GR 1 hasta el poste que señala la vuelta circular
La senda comienza a ascender entre matorrales, y tras numerosas lazadas se dirige hacia los mallos más orientales, bordeando por la derecha el Mallo Colorao. La pendiente continúa en suave ascenso hasta la parte más alta, donde se localiza el mirador de Espinalba (o Espinabla), con unas magníficas vistas de los mallos Pisón y Firé. Continuaremos la senda en dirección N para, enseguida, girar a la izquierda y comenzar el descenso, pasando por otro mirador, hacia el collado de Firé. Desde este punto la senda desciende con fuerte pendiente, y con firme resbaladizo, acercándose a los imponentes murallones pétreos, en los que anidan numerosas rapaces. Pasando a los pies del mallo Pisón (cuidado con la caída de piedras si hay escaladores) desembocaremos de nuevo en el punto de partida, a la entrada de Riglos.
Recorrido de media montaña por sendas escarpadas. Señalizado con algunas flechas, marcas de pintura y con hitos de piedras. Aunque por desnivel y horario la ruta no es muy exigente se encuentran pendientes pronunciadas que no son cómodas para personas no habituadas a la marcha en montaña.
Planifica la actividad, equipa tu mochila y actúa con prudencia. No abandonar el sendero.